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CAMINO FRANCÉS AL REVÉS

Nuestro viaje es diferente. Vamos a hacer el Camino Francés al revés.

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CAMINO FRANCÉS AL REVÉS

Las diferencias no van a ser notables en cuanto a desniveles y eso. Lo que más lo diferencia es que vamos a contracorriente con respecto a todos los los peregrinos y tampoco es un contratiempo decir “Buen camino” a todo ser viviente que te cruces. Es divertido. 

Luego está la planificación de la ruta para llegar a algún albergue. No cambia mucho tampoco. Cuesta más encontrar la ruta a seguir pues, si bien el camino esta plagado de flechas amarillas para seguirlo, no es lo mismo de vuelta y sus señales azules, que las hay, pero muchas menos. A lo sumo te puedes guiar por el goteo de chinos que salen en cada cruce. Una foto a las trikes y cada uno por su camino. Si te gusta ir en solitario casi es mejor porque sabes que no te encontrarás a los mismos de siempre en cada albergue. También te lo pierdes, claro, porque ahí se va una de las filosofías de hacer este camino. 

DIFICULTAD DEL TERRENO

Hacer el Camino Francés al revés presenta la dificultad de que el perfil es distinto. El terreno es muy complicado para salir de de Galicia, aún no estábamos en forma y solo hacíamos subir montañas. Llegar a Pedrafita do Cebreiro sería nuestra primera gran meta. Y tanto. Subir desde Triacastela hasta Fonfría fue lo más duro hasta el momento, once kilómetros subiendo con un calor sofocante.

En Fonfría fuimos directos al albergue para obtener el merecido descanso después del cansancio acumulado en la piernas de tanto subir caminos y montañas. El albergue es perfecto para nuestras necesidades. Sin embargo, a cambio del esfuerzo obtuvimos el regalo que nos brinda la naturaleza: 

[…] lo mejor de todo es ver a nuestros pequeños héroes participando de nuestra odisea con valentía. Aprovechando las curvas del camino buscan cada hueco para jugar fascinados con las raíces de los árboles y al poco de satisfacer su curiosidad continúan con nosotros saltando de piedra en piedra como quien evita caer a un precipicio. «¿Quien diría que un niño de dos años y medio puede estar cruzando estos caminos?». 

Lo estamos viendo con nuestros propios ojos y está tan feliz que nada nos preocupa. Y mientras, nos unimos más a la naturaleza que nos inunda de una energía especial que nos renueva por dentro entre cantos de pájaros, saltamontes esquivando nuestros pies, abejas zumbando incansables y lagartijas removiendo la hojarasca. El bosque está vivo y todo se mueve con respeto. «¡Gracias por dejarnos formar parte de él!».

Fragmento del libro La vuelta a Europa en trike. Viajando con niños.

En el alto do Poio conocemos a una familia catalana que hace el camino en bicicleta con sus dos hijos de 9 y 2 años. Tomamos algo juntos y compartimos nuestras vivencias. Nos hablaron de otra familia que viajaba con sus cuatro hijos, todos en bicicleta, lo que nos reconfortó mucho. Conocimos a otra familia vasca que hacía el camino con su hija.

Cuando llegamos a Pefrafita do Cebreiro no podíamos estar más felices. Era un reto y lo habríamos logrado. Y además hasta  apareció por sorpresa nuestra familia con la comida hecha en el momento exacto.

LOS MONTES DE LEÓN

Avanzamos hasta Villafranca del Bierzo justo donde el calor no nos dejó seguir, así que pasamos la noche más calurosa que jamás recordamos en el albergue municipal.

Sin embargo, nada nos para. Estamos emocionados por pasar los montes de León y cruzar Castilla porque cada vez nos sentimos con más fuerza y con mayor capacidad de organización. Ya no somos los inseguros cicloviajeros del principio aunque tampoco somos unos expertos en la materia. Hay mucho por andar. De momento solo aprendimos a organizar el tiempo de cada día.

Cuando llegamos a Molinaseca mi mente se bloqueó. Teníamos que subir hasta los 1500 metros por una carretera al borde del abismo, sin arcenes, con muchos coches, con una carrera de montaña al día siguiente y yo sin gota de fuerzas. 

Miraba el mapa y el perfil de la montaña cada dos por tres, sabía que nos iba a llevar todo el día subir con tanto peso así que me rendí y llamé a un taxi. Óscar estaba en desacuerdo pero cedió ante mi desesperación porque yo me veía incapaz de subir. Un monovolumen con un remolque nos llevó por las montañas casi sin esfuerzo. Mirábamos por la ventanilla y daba vértigo. La carretera era un lío de curvas cerradas. Me aliviaba ver que tenia razón de que me sería imposible subir en la trike. Las vistas no podían ser más hermosas, pudimos ver en lo alto las montañas más altas de los montes de León, la meseta y los picos de Europa de un simple vistazo.

LA LLANURA DE CASTILLA

Descargamos el remolque y montamos de nuevo nuestras trikes bajo un sol de justicia cuando apareció una señora de 70 años en su bicicleta subiendo esas montañas como si nada. La cara de Óscar era un libro abierto.

LEÓN

Cuando nos vimos en la ciudad de León estábamos felices. Sin dudarlo, fuimos a recorrer la ciudad y su zona vieja, la catedral, la Casa Botines de Gaudí y decidimos pasar la noche en un albergue. Debía ser el albergue más masificado de todo el camino de Santiago, separaban a los peregrinos por sexos salvo a las familias donde estábamos en dos camas junto con otras veinte personas más.

A pesar de saber que los peregrinos se levantan muy temprano para salir al camino, nunca pensamos que los hospitaleros (voluntarios que regentan el albergue) nos obligaran a todos a madrugar a las 6 de la mañana, niños incluidos.

Castilla y León es perfecta para Lucía, podíamos aprender sobre las aves migratorias, las cigüeñas, cómo era la meseta y cómo se construían allí las casas que era algo que le fascinaba. A Darío le encantaba encontrar los nidos de cigüeñas en los campanarios o en las torres y también ver cómo los enormes tractores segaban la hierba y hacían enormes alpacas.

Pedaleábamos rápido y sin dificultad por esas carreteras rectas e interminables, los niños iban jugando a mojarse con sus pistolas de agua. Avanzamos muchos kilómetros sin darnos cuenta.
Cuando entramos en la provincia de Palencia, los campos de girasoles se multiplicaron y a los niños lo disfrutaron como lo que son, cogíamos unos pocos y les iban sacando las pipas para luego tostarlas.

Nosotros hacíamos casi todo el trayecto por carretera ya que el camino de Santiago era solamente una pista de polvo y así además de poder avanzar más nos evitamos dañar las trikes.

BOADILLA DEL CAMINO

En Boadilla del camino sucedió una de esas cosas que no sabes cómo llamar hasta que ocurren. Estábamos en una arboleda con fuente romana incluida cuando de la nada apareció un chico que nos invitaba a pasar al albergue y a bañarnos en su piscina. Extrañados por la repentina muestra de solidaridad y aunque sus formas no daban pie a confiar mucho en su buena voluntad decidimos para solo por el hecho de ver a otra familia refrescándnose en la piscina. 

Sentados  al borde con los pies en el agua empezó a contar su historia. Era dueño del albergue que regentó durante muchos años, pero estaba harto de ver cómo el Camino se había vuelto un producto comercial en detrimento de su espíritu original como experiencia vital. Su albergue estaba justo en la entrada del pueblo y cuando le llegaban los peregrinos le preguntaban por el otro albergue que tenía piscina, lo cual le enfadaba mucho y decidió construir una piscina en el jardín de su albergue con sus propias manos. Nos dio confianza hablar con él toda la tarde, estaba loco pero era muy generoso. Nos dejó pasar la noche en su albergue, nos invitó a cenar y junto con la otra familia madrileña pasamos una noche estupenda.

CASTROJERIZ

En Castrojeriz tuvimos que parar al mediodía, el calor era horrible, 35° a la sombra. Decidimos ir a un albergue a descansar y refrescarnos, además teníamos bastante ropa para lavar y necesitábamos tiempo para jugar con los peques.

BURGOS

Nos estábamos acercando a Burgos y casualmente allí había un par de warmshowers a los que escribimos para poder pasar un día juntos. Uno de ellos estaba a 20 kilómetros después de la cuidad y tras haber hecho casi 50 nos parecía una locura. El otro era una pareja con un bebé y un perro que nos encantaría conocer pero no contestaban. Decidimos avanzar hasta Burgos y luego decidir qué hacer. Cuando estábamos llegando a la ciudad el último de ellos llamó por teléfono invitándonos a ir. Fue como un milagro, además leyendo su perfil vimos que habían viajado por muchos lugares del mundo en bicicleta.

Nos vinieron a recibir Luisja, María, Iris y buba y también el padre de Luisja, quien viajó por todo el mundo en bicicleta y además formaba parte de una asociación de ciclistas y periodistas de Burgos donde entrevistaban a grandes viajeros. Nos contaron sus viajes por África y el gran viaje que tienen casi listo para el año que viene con su hija Iris de un año y su futuro hijo que estará a punto de nacer el mes que viene. Quieren viajar dos años con sus dos bebés y su perro por Europa y Asia.

Nos quedamos una noche y al día siguiente partimos hacia el warmshowers que estaba a las afueras de Burgos, nos dejó las llaves de su casa ya que el se iba fuera con unos amigos. Su casa estaba construida con sus propias manos con todo tipo de materiales reciclados.

ATAPUERCA

Desde ase podía los montes de Atapuerca, teníamos que ir y no desaprovechar esa oportunidad así que como habíamos quedado en ir a la aldea de Luisja y María en la Sierra de la Demanda nos pillaba de paso y fuimos a los yacimientos de Atapuerca.

[…] Al llegar a la parte más alta de la sierra una nueva emoción nos embarga al descubrir el camino que nos lleva definitivamente a uno de los lugares más importantes del mundo. De lejos hemos ido perfilando la colina que
ahora es nuestro objetivo guiados por las estructuras donde trabajan los arqueólogos en aras de nuevos descubrimientos […] 
Imaginar que allí, por el mismo terreno que ahora caminamos, cazaban y corrían los más antiguos antepasados conocidos en Europa nos
hace reflexionar e irremediablemente nos transporta al pasado. Uno se
pregunta cuántas cosas habrán pasado y cuántos secretos quedan aún
por descubrir. 

A Lucía le hacía mucha ilusión, estudiara en su cole sobre ello y esa noche estuvimos leyendo la historia del hallazgo de la sima. Pudimos pasar a verla y coincidimos con una visita guiada de la que pudimos aprender mucho de lo increíble que allí sucedió.

Luego nos dirigimos camino a la casa de la sierra como habíamos planeado. Tuvimos que subir mucho y luego bajar mucho más pero valió la pena. El paisaje era de ensueño, otra vez grandes montañas y en la casa nos recibieron de nuevo Luisja y María con su hija y los hermanos de María. Estuvimos hasta tarde charlando y los niños se lo pasaron en grande jugando. Nos despedimos enormemente agradecidos.

LA RIOJA

No tardamos mucho en entrar en La Rioja lo que supuso ganar otra etapa. El paisaje cambió y se volvió verde y lleno de viñedos. Al llegar a Logroño nos fuimos a un albergue que estaba pegado a la Iglesia de Santiago y a pocos metros de la catedral. Esa noche fue horrible, nos llamaron de casa porque estaba ardiendo nuestro pueblo y nos sentimos muy impotentes de no poder estar allí ayudando. Pasamos la noche atentos al móvil pues el fuego estaba cerca de nuestras casas.

NAVARRA

En tres días atravesamos La Rioja y entramos en Navarra. En Navarra la gente se ofrecía a ayudarnos, nos saludaba todo el mundo, se notaba un ambiente tan amable que nos sentimos como en casa. Antes de llegar a Estella paramos a merendar en un pueblo donde se acercó una señora muy amable a aconsejarnos que no fuéramos a la ciudad pues estaban en fiestas y sería una locura ya que ese día daba un concierto Manu Chao. Nos ofreció montar la tienda en su garaje y aceptamos encantados.

PAMPLONA

Al poco llegamos a Pamplona, la última gran ciudad. Allí esperamos contactar con alguno de los varios warmshowers pero no hubo suerte por lo que fuimos al albergue municipal. Esa noche estábamos muy felices, nos íbamos a enfrentar a los Pirineos navarros para llegar a Roncesvalles.

Toda una experiencia hacer el Camino francés al revés.

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