Tenía en mente poner a prueba la ruta que teníamos planificada para la vuelta a Europa en trike, así que tomamos dirección a las montañas como si fuera el principio de nuestro gran viaje.
El primer pueblo que atravesamos fue Marcón para dirigirnos al polígono de “O Campiño” siguiendo carreteras sin apenas tráfico. El recorrido era todo en subida y el peso de todo incluyendo la trike, el portabebés, las mochilas con ropa y comida y nosotros debía rondar los 120kg. Algunas pendientes eran duras y otras se hacían muy cuesta arriba porque eran interminables. Aún así avanzamos bastante esa mañana.
El truco para ir con niños es parar cuando ellos lo necesiten y avanzar cuando se pueda. Con Lucía paré en todos los parques que encontramos y se hizo muy llevadero para ella. Muchas veces me pedía que no me parara, otras que avanzara o simplemente que fuera más rápido cuando íbamos a paso de tortuga por algunas cuestas. Eso sí, las pocas bajadas que encontrábamos las celebrábamos a tope.
El camino era un sube y baja continuo y a veces costaba avanzar.
Después de la subida nos detuvimos a comer en un parque. Con niños es el mejore sitio para parar, sin duda. Normalmente hay una fuente, aunque este no fue el caso, pero siempre hay bancos para preparar la comida con la ventaja además de que Lucía podía jugar mientras la preparaba.
A la tarde volvimos a avanzar todo en subida hasta llegar a nuestra primera parada para dormir. El lugar se encuentra en el Ayuntamiento de A Lama, en la playa fluvial al lado del río Verdugo, donde por un módico precio el dueño te deja acampar una noche. Hay que preguntar en el bar justo al lado del puente.
Lo que hicimos a continuación se puede resumir en dos partes:
Lo que aprendimos a hacer solos.
Y por otro lado las cosas que vimos.
Y así fue pasando el segundo día de viaje mientras seguíamos subiendo y subiendo. Cruzamos pueblos entre las montañas como O Pelete o Cambeses, pueblos que en épocas pasadas migraron a Mejico y Argentina y que en la actualidad, sobre todo en los meses estivales, se llena de gente que regresa a disfrutar de las fiestas.
Nosotros estábamos a punto de cruzar el último monte para llegar a la provincia de Orense y cumplir nuestro objetivo de subir hasta lo más alto, pero quedaba apenas una hora para buscar donde dormir y detrás de nosotros venía una tormenta que cada vez se acercaba más. Si avanzábamos seguramente nos mojaríamos. Ante la previsión de que no parara de llover y que no pudiéramos montar la tienda decidimos regresar enfrentándonos a la tormenta para buscar un refugio unos kilómetros más abajo. Así fue, nos preparamos y regresamos para ponernos a cubierto mientras la lluvia empezó a caer. No tardamos en llegar a un buen refugio donde esperamos a que escampara. No tardó en parar y abrir el día. Habíamos perdido bastante tiempo y teníamos que decidir qué hacer pues la lluvia nos había hecho retroceder y ahora estábamos en una encrucijada. Quedaban tres horas de sol y era ya mucho tiempo perdido, así que o montábamos la tienda o avanzábamos otra vez sin saber hasta donde.
Llamó mamá, hablamos un rato y por un momento pensé que igual me daba tiempo a volver a casa para darle una sorpresa. Total el tiempo parecía que no acompañaría y ella nos necesitaba a su lado. Así que, en un arrebato montamos de nuevo las cosas y nos lanzamos carretera abajo a toda velocidad. Tardamos dos horas y media llegar y le dimos la sorpresa.
Subiendo y subiendo. |
Molino restaurado. |
¡Aquí dormiremos esta noche! |
Lugar inmejorable para acampar |
A bañarnos en el río. |
A montar la tienda de campaña. |
A vestirnos solos. |
A cuidar la naturaleza recogiendo la basura. |
A comer dentro de la tienda sin que nada se caiga. |
Un muñeco simulando al afilador en una casa abandonada. |
Caballos salvajes. Vimos muchos. |
Increíbles parques donde jugar y comer. |
Nos mojamos un poco, pero también fue muy divertido. |