Parecía que no llegaría, que no volveríamos a montarnos en las trikes después de tanto tiempo, y es que fueron muchos meses desde que fuimos de ruta a la costa de Portugal, muchos meses en los que Susana tuvo a “Se llama Rojo” guardada y sin ver la luz, pero no pudimos esperar más; salió el sol y con Darío recién cumplido el primer mes le adaptamos el remolque y salimos a dar nuestra primera vuelta en trike en familia. Fue un preparativo de viaje en toda regla; ser uno más en la familia implica mucha más preparación. Empleamos prácticamente toda la mañana para vestirnos, desayunar y preparar las trikes, pero llegado el mediodía estábamos preparados y montados en las trikes para nuestra primera aventura juntos.
Cuando salimos hacia el centro de Pontevedra las calles estaban llenas de gente disfrutando del sol y preparándose para el desfile de carnaval de la tarde. Hacía un día espléndido. Los niños jugaban en las plazas disfrazados, las terrazas estaban llenas y se respiraba un ambiente muy relajado para el que era perfecto el dicho de que después de la tempestad llega la calma porque realmente esa era la sensación después de tantos días de lluvia.
Darío iba perfecto en el remolque, no protestó en todo el camino, es más, fue durmiendo. Si había alguna duda de si le iría bien o no, ésta quedó disipada.
Después del paseo comimos en una terraza con unos amigos disfrutando del maravilloso día y dimos unos paseos con los niños en las trikes.
Magnífico encuentro con Manolo, profesor de Susana de gratos recuerdos |
Y a la tarde disfrutamos del desfile de carnaval que duró hasta la noche.
Para ser la primera salida los cuatro juntos estuvo muy bien, ahora que llega el buen tiempo haremos otras salidas más aventureras para irnos preparando. Estamos pensando en hacer unos encuentros en familia con las trikes o bicicletas todos los domingos para ir de camping y comer fuera. Es probable que se llame “Los Domingos al sol”, pero ya lo anunciaremos con más precisión, en breve.
Por el último amanecer.