Es uno de los momentos más divertidos del día para los niños. Llega la hora de montar el campamento, de construir la cabaña donde pasar la noche, de montar el pequeño refugio bajo las estrellas. Y ahí los juegos y la imaginación empiezan a adueñarse de ellos embargados por la emoción del momento. Tanto que quieren ser los primeros en entrar aunque no esté montada. Les encanta. Es una aventura dentro de otra aventura. Así fue nuestra percepción de lo que los niños disfrutaron con las acampadas libres por todo Europa. Tanto que a veces teníamos que hacerles mantener la calma para no ser descubiertos.
Pero, ¿cómo se duerme con los niños en tienda de campaña?
Para el viaje de estas características y con niños de edades comprendidas entre los 2 y 6 años decidimos montar un saco de dormir doble unido a una individual para dormir los cuatro. ¿Por qué? Porque no les gustaba demasiado estar atrapados dentro de uno individual y porque se destapaban todas las noches así que decidimos estar juntos y tener el control para que no se enfriaran.
Los sacos cumplieron las expectativas aunque también llevamos un nórdico que metíamos dentro del saco de dormir en invierno. En verano lo usábamos como almohada metiéndolo en una funda. Llevamos además unos cojines para ellos para conseguir más comodidad.
También llevamos un colchón autoinflable doble que colocábamos en sentido contrario para caber todos sobre el mismo.
Como veis la comodidad en un viaje largo es muy importante. Si no dormíamos bien o si pasábamos frío no tendríamos un buen día.
¿Qué conclusiones sacamos? Pues que hay que organizarse bien, que la adaptación nuestra es importante para llegar a compenetrarse los cuatro y que cada uno, al cabo de un tiempo ya sabía qué hacer. Por otro lado aprendieron a estar en la naturaleza, a vivir muy cerca de ella y eso les dio la posibilidad de conocerla mejor. Sin duda habrán quedado impregnadas muchas sensaciones en su ser.