Primero recorrimos nuestro país en coche y después en bicicleta —bueno, exactamente en triciclos reclinados—. Así empezamos a hacer el Camino de Santiago cuando Lucía no era más que un bebé. Luego llegamos a recorrer la distancia de Ámsterdam a París cuando apenas contaba con 20 meses de edad durmiendo todos los días en tienda de campaña. Eso fue en 2011, en 2013 hicimos la costa de Portugal y entonces decidimos lanzarnos a viajar cuando Darío tan solo era un proyecto. Eso llegó en 2016 y ahí emprendimos el más grande de nuestros viajes: la vuelta a Europa en trike pedaleando durante un año por 10 países y recorriendo 10000 kilómetros. Cuando salimos aquel verano del 2016 Darío apenas contaba los 2 años y Lucía tenía 6. Parte de su vidas discurrirían sobre una bicicleta. Fue una auténtica aventura en familia.

Somos conscientes de que no somos una familia la uso. No hacemos lo que se espera de nosotros como familia, siempre vamos a contracorriente, pero no nos preocupa. Muchos nos dicen que somos unos valientes y otros que unos locos, pero nosotros solo queremos mostrar el mundo a nuestros hijos para que forjen su identidad en un mundo global y queremos hacerlo además compartiendo nuestro tiempo juntos. Por eso estamos seguros de que nos quedan muchas aventuras por contar.