De ruta por Cotobade en bicicleta (trike) es la entrada que deseábamos escribir hace tiempo. La entrada con la que queríamos mostrar esa parte de nosotros que define el lugar al que pertenecemos y nos hace sentir orgullosos de ser donde somos. Nuestro hogar es el mundo, pero nuestro corazón es de Cotobade y esta entrada es un pequeño homenaje a la tierra que consideramos nuestro hogar, la tierra que nos vio nacer y crecer.
Situada en la parte oriental de la comarca de Pontevedra, Cerdedo Cotobade (tras la fusión) es un enclave de gran belleza paisajista con una riqueza natural incomparable. Tanto histórica como culturalmente guarda tesoros de gran valía. Desde arte rupestre hasta fiestas gastronómicas únicas. Cotobade es, para el que quiera conocerlo, un lugar para disfrutar en todo su conjunto. Es así que nos animamos a mostrar un poco de lo que en sus dominios se puede encontrar. Nuestra ilusión fue pedalear por sus tierras en familia para poder mostrar lo mejor de los lugares en los que nacimos y vivimos y como no, a lomos de muestras reclinadas como ya viene siendo habitual. Invitados quedáis a hacer ruta por Cotobade.
LA ACAMPADA
Con la llegada del buen tiempo no desaprovechamos la oportunidad de hacer una escapada, así que tan pronto como acabamos de coger nuestros enseres de viaje nos dirigimos al punto más alto del municipio para pasar la noche. El monte Seixo pertenece a la Serra do Cando y alcanza los 1000 metros de altitud en algunos de sus puntos más altos.
Después del inevitable ajetreo de la mudanza empezamos el asentamiento del campamento. Para estar seguros elegimos un lugar protegido del viento y a resguardo de los animales; por la noche sabemos que salen los zorros, el chotacabras y probablemente el lobo del que se sabe que hay una pequeña comunidad que ronda estas tierras basándonos en el testimonio de algunos testigos que se los han encontrado, pero antes de terminar decidimos dar un paseo con los niños por el entorno para relajarnos completamente. A esa hora del día manadas de caballos pastan en libertad algo que a los niños gusta especialmente.
Después volvemos a nuestro campamento y terminamos de montar todo.
Cuando cae la noche el ruido de los molinos de viento apenas nos deja dormir con su rumor constante, pero llegado un momento concreto de la misma se detienen todos de golpe y eso nos permite escuchar la noche en su esplendor. Ranas en charcas cercanas e insectos diversos por doquier. Es un silencio orquestado para una mágica noche de verano. Deleitados aun con esa armonía nocturna oímos una manada de caballos relinchar y escapar al galope al mismo tiempo que un animal desconocido para nosotros empieza a aullar estrepitosamente, sonido por el cual suponemos que los caballos se asustan perturbando así nuestra tranquilidad. Con el corazón en un puño por no tener conocimiento de lo que sucede fuera de la tienda, el animal sigue con su particular “grito”. En ese momento de incertidumbre caemos en la cuenta de que seguramente se trate de un zorro porque en nada se parece al aullido del lobo. El animal va moviéndose y emitiendo su sonido marcando un perímetro que calculo en unos trescientos o cuatrocientos metros y luego se va alejando montaña abajo. Me convenzo de que sabía que estábamos allí.
LA RUTA
A la mañana siguiente nos preparamos para descender por las empinadas rampas del monte para continuar de ruta por Cotobade.
En lo alto, preparados para el descenso y con la ermita de Santa Mariña de fondo contemplamos las hermosas vistas que alcanzan las rías de Pontevedra y Vigo. El emplazamiento es lugar de reunion para celebrar una romería cada tercer domingo de Julio.
Durante el descenso decidimos bajar con precaución porque las cuestas no dan tregua a los frenos de las trikes y éstos se sobrecalientan demasiado, aunque eso sí, fue muy divertido.
Ya en el asfalto dejamos atrás la parroquia de Caroi camino a la Corredoira. Aquí el paisaje es bello. Las casas son de piedra como los muros de las fincas y que nos trasladan a un pasado no tan lejano. Un poco mas lejos el entorno regala a cada paso robledales y pinares.
Descendemos rápidamente por la carretera y llegamos a Carballedo. Allí paramos a refrescar el paladar en Café A Chan. Luego bajamos hasta el río Almofrei que está justo al lado para bañarnos en la playa fluvial y a preparar la comida. Aprovechando las mesas de piedra a la sombra y comemos disfrutando de la belleza de los molinos.
Al mediodía el calor aprieta con fuerza, por suerte estamos en el lugar preciso para luchar con las altas temperaturas.
Después de comer recogemos nuestras cosas y emprendemos camino a Rebordelo. Los caminos por los que pasamos son de gran belleza. Desde aquí a nuestra casa solo hay unos pocos kilómetros así que pedaleamos sin parar y en una hora llegamos a casa.
Caminos de Pazos. |
Al día siguiente continuamos Lucía y yo para mostrar algunos enclaves mas de nuestra tierra. La primera parada es Almofrei, nuestro pueblo, del que guardamos los mejores recuerdos de la infancia. Lo más destacado es su puente medieval sobre el río, justo encima de las pozas donde la mayoría de nosotros aprendió a nadar.
Puente medieval río Almofrei. |
Puente medival río Almofrei. |
Finalmente bajamos hasta el puente colgante Tenorio sobre el río Lérez donde también es posible darse un baño.
Puente colgante sobre río Lérez (Tenorio) |
Después de este último enclave solo quedaba regresar a casa. La experiencia fue intensa, pero corta sobre todo porque queda mucho por mostrar de esta tierra. Es solo una pequeñísima muestra de los tesoros que hay en estas tierras. De cualquier modo esperamos que lo disfrutéis y os haya gustado la ruta por Cotobade.
Tambien podéis echar un vistazo a esta otra entrada de ruta con los niños.